El vecino asesino que mató a un Padre y a su hija
El municipio de Soacha, en Cundinamarca, amaneció conmocionado tras el macabro crimen que cobró la vida de un padre y su hija en el conjunto residencial Grandeza II. Un caso que ha dejado a la comunidad en shock y que revela detalles escalofriantes sobre la crueldad humana. Aquí te contamos todo lo que sabemos sobre este hecho que ha sacudido al país. El vecino asesino que mató a un Padre y a su hija
El crimen que enluta a Soacha
El pasado 11 de enero, Sain Escárraga (72 años) y su hija Hasbleidy Escárraga Reyes (27 años) fueron encontrados sin vida en su apartamento. Ambos presentaban signos de violencia extrema, lo que encendió las alarmas de las autoridades y de los vecinos del sector.
Pero lo más impactante es que el presunto responsable de este doble homicidio no era un desconocido, sino un vecino cercano, alguien en quien la familia confiaba. ¿Cómo pudo ocurrir algo tan atroz?
El vecino “amable” que escondía un oscuro secreto
Según testimonios recogidos por Q’HUBO, A. Vargas Cortes, el presunto asesino, era un hombre aparentemente amable y servicial. Vivía en la torre contigua al edificio de las víctimas y llevaba tres años relacionándose con la familia. Tanto era la confianza que le tenían, que le entregaron las llaves de su apartamento para que les hiciera un favor: estar pendiente de una revisión de gas mientras la esposa de Sain estaba fuera de la ciudad.
Pero esa confianza fue traicionada de la manera más cruel. Vargas, según las investigaciones, aprovechó las llaves para ingresar al apartamento y cometer un crimen que ha dejado a todos sin palabras.
El horror que vivió Hasbleidy
Hasbleidy, una joven de 27 años que trabajaba como operadora de máquina en una empresa de la zona industrial de Montevideo, llegó a su casa alrededor de las 3:00 p.m. del sábado 11 de enero. Lo que siguió después es un relato desgarrador.
Vargas, quien aún tenía las llaves, ingresó al apartamento y, según las pruebas recolectadas por la Fiscalía, abusó sexualmente de la joven, la asfixió y la golpeó hasta acabar con su vida. Pero el horror no terminó ahí.
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La muerte de Sain: un padre que solo quería proteger a su hija
Alrededor de las 7:00 p.m., Sain llegó a su casa y se encontró con la escena más dolorosa que un padre pueda imaginar: su hija muerta y el vecino aún en el lugar. En un acto de desesperación, intentó defender a su hija, pero Vargas lo agredió de manera despiadada, torturándolo hasta causarle la muerte.
Lo más escalofriante es que, según la Fiscalía, el presunto asesino permaneció en la vivienda durante horas, manipulando la escena del crimen para hacer parecer que Sain había asesinado a su hija y luego se había quitado la vida. Una mentira que fue desmentida gracias a las pruebas forenses.
La madre de Hasbleidy: el dolor de encontrar a su familia destrozada
La esposa de Sain y madre de Hasbleidy llegó a la vivienda en la noche del sábado. Al ver las luces encendidas y no obtener respuesta al golpear la puerta, decidió contactar a Vargas, quien aún tenía las llaves. Juntos ingresaron al apartamento, donde ella encontró la escena que le destrozó la vida.
Vargas, en un acto de cinismo, se hizo el sorprendido y llamó a la Policía. Incluso, según testimonios, acompañó a la familia durante las exequias, mintiendo descaradamente sobre lo ocurrido.
Un pasado oscuro: ¿cómo pudo quedar en libertad?
Lo que más indigna es que Vargas no era un desconocido para la justicia. En 2021, estaba cumpliendo una condena de 36 años por un crimen similar: el asesinato de una madre y su hijo. Sin embargo, debido a la emergencia por el COVID-19, estaba bajo medida domiciliaria.
¿Cómo es posible que alguien con un historial tan violento pudiera quedar en libertad? Esta pregunta resuena entre los vecinos de Soacha y en las redes sociales, donde exigen justicia para Sain y Hasbleidy.
Velatón en memoria de las víctimas
Este domingo, a las 5:30 p.m., se realizará una velatón en el conjunto residencial Grandeza II para honrar la memoria de Sain y Hasbleidy. La comunidad se une para pedir justicia y evitar que hechos como este se repitan.
Sain, un hombre retirado que disfrutaba de las actividades con adultos mayores, y Hasbleidy, una joven trabajadora que sostenía a su familia, merecen que su historia no caiga en el olvido.
Este artículo fue redactado con información Q’HUBO y testimonios de allegados a la familia. Si tienes más datos sobre este caso, escríbenos a [correo electrónico].
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