Investigan misteriosa muerte del vigilante Wilmar Montoya dentro de conjunto residencial
Un estruendo ensordecedor rompió la tranquilidad de la mañana en un exclusivo conjunto residencial de Bucaramanga. Era el sonido de un disparo que marcaría el trágico final de Wilmar Montoya Galeano, un vigilante que perdió la vida en circunstancias aún por esclarecer. Investigan muerte de vigilante en Bucaramanga
El hallazgo que conmocionó al barrio San Martín
A las 10:00 a. m. de este miércoles 4 de junio, residentes del conjunto ubicado en la calle 93 #29-57, barrio San Martín, escucharon un fuerte estampido proveniente del cuarto del turco del edificio. Al llegar al lugar, los administradores se encontraron con la desgarradora escena: Wilmar Montoya, el guarda de seguridad del lugar, yacía sin vida con una herida de bala.
Según las primeras investigaciones, el proyectil habría sido disparado con su propia arma de dotación. Aunque no se ha confirmado la ubicación exacta de la herida, esta resultó letal. Su compañero de turno, al percatarse de la situación, corrió hasta el CAI del viaducto García Cadena para alertar a las autoridades.
¿Accidente, suicidio o homicidio?
Las autoridades incautaron el arma reglamentaria del vigilante para realizar peritajes forenses que determinen si se trató de un accidente, un suicidio o si hubo intervención de un tercero. El Instituto de Medicina Legal será el encargado de establecer las causas exactas de su muerte.
Wilmar Montoya Galeano, residente del barrio Caldas, vivía en unión libre con su pareja sentimental. Vecinos y allegados lo describen como un hombre tranquilo y comprometido con su trabajo, lo que aumenta el misterio en torno a su muerte.
Reacciones y llamado a la justicia
La noticia ha generado conmoción en la comunidad, donde muchos exigen respuestas claras sobre lo ocurrido. “Era un hombre serio, cumplido. No entendemos qué pudo pasar”, comentó un residente del sector bajo condición de anonimato.
Mientras las autoridades avanzan en la investigación, este caso pone en evidencia los riesgos que enfrentan los vigilantes, quienes, pese a portar armas para proteger, no siempre están exentos de tragedias.
¿Qué sigue en el caso?
- Análisis forense del arma y balística.
- Declaraciones de testigos y compañeros de trabajo.
- Revisión de cámaras de seguridad (si las hay).
Este incidente abre un debate sobre los protocolos de seguridad para los vigilantes y la necesidad de mayor apoyo psicológico en un oficio de alto estrés.
Mientras esperamos más detalles, una familia y una comunidad claman por justicia.
¿Qué crees que pudo haber pasado? Déjanos tu opinión en los comentarios.
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