Parroquia en Medellín guarda 82 restos óseos sin identificar: El misterio que persiste en la Comuna 13
Un osario olvidado en San Javier revive las heridas del conflicto armado urbano. La Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas investiga su origen. ¿Quiénes son estas víctimas sin nombre? Parroquia en Medellín guarda 82 restos óseos sin identificar
El hallazgo que despertó viejas preguntas
En el corazón de la Comuna 13, una de las zonas más golpeadas por la violencia en Medellín, la Parroquia Santa Rosa de Lima esconde un secreto que ha permanecido décadas en la penumbra: 82 restos óseos sin identificar, acumulados entre los años 90 y principios de los 2000.
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El descubrimiento, ahora bajo la lupa de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), reabre heridas de un territorio marcado por enfrentamientos entre milicias, paramilitares y bandas criminales. Lugares cercanos como La Escombrera —donde se cree fueron arrojadas decenas de cuerpos— ya habían encendido las alarmas, pero este osario parroquial añade un nuevo capítulo al drama de los desaparecidos.
¿Cómo terminaron estos restos en la parroquia?
Fundada en 1957, la Santa Rosa de Lima no solo es un sitio de fe, sino un testigo mudo de la violencia. Su osario, diseñado para guardar restos exhumados de cementerios, terminó recibiendo cuerpos sin nombre ni documentos:
- Depósitos anónimos: Vecinos y familiares, sin recursos para entierros, habrían dejado los restos arrojándolos por las rejas o entregándolos sin registros claros.
- Falta de protocolos: La rotación de sacerdotes y personal, sumada a la ausencia de sistemas de registro, borró cualquier rastro de identidad.
- Intentos fallidos: Algunos párrocos, como el fallecido monseñor Jorge Enrique Suárez, intentaron reorganizar el osario e incluso cerrarlo por salubridad, pero sin éxito en identificar a las víctimas.
San Javier: Un territorio que no olvida
La Comuna 13, y en especial el barrio San Javier, fue epicentro de operaciones militares como el Operación Orión (2002), donde decenas de civiles desaparecieron. Aunque no hay pruebas directas que vinculen estos restos con aquel periodo, la UBPD no descarta que sean víctimas del conflicto urbano.
“Muchas familias nunca supieron dónde quedaron sus seres queridos. Este osario podría ser una pieza clave”, advierte un investigador de la entidad.
El desafío: Darles un nombre
La UBPD ahora enfrenta un reto monumental: cruzar datos genéticos y testimonios para identificar los restos. Mientras tanto, la parroquia —ya afectada por el deterioro— busca apoyo para preservar el sitio con dignidad.
¿Lograrán devolverles su identidad? La respuesta depende de una sociedad dispuesta a no mirar hacia otro lado.
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La memoria es el primer paso hacia la justicia. Si tienes información sobre desaparecidos en la Comuna 13, compártela con las autoridades.
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